Volviendo a la visita, lo primero que he de reconocer es que el entorno en el que se ubica la bodega y las viñas es una maravilla. Rodeados de pinar y de un suelo principalmente calizo, a 900 metros de altitud. La biodiversidad y el clima de la zona favorece el no uso de productos de síntesis química en el campo, otro punto a su favor.
Son parcelas muy especiales porque su anterior propietario fue el padre de Elisa, quien recuperó la actividad vinícola en la zona. Además de esta pequeña extensión de viñedo – donde sobre todo hay Syrah, Moscatel y Tempranillo-, también cuentan con varias hectáreas de Garnacha casi centenaria al sur de la provincia de Segovia, con la que elaboran Dindi, uno vino que, personalmente, me encanta.
Ya en la bodega Rubén tuvo el placer de darnos a probar prácticamente todos los vinos que tiene en el mercado. Aparte de Dindi, reconozco que otro de los vinos que más me entusiasman de la bodega es el nuevo Le Méprisé Blanco. En realidad este vino es muy similar al anterior Uvas Nómadas, elaborado con muchas uvas de la zona de Cigales y Segovia: Moscatel, Albillo, Jerez, Huerta del Rey… Fermentado en barrica y con unos seis meses de crianza.