Resultaría muy pretencioso por mi parte tratar de descubrir o ensalzar alguna de las cualidades que más me llamó la atención de Bodegas Valduero de la que no se haya escrito o hablado ya.
Las hermanas Yolanda y Carolina García Viadero han sabido conservar ese halo de exclusividad, familiaridad y elegancia tras coger el testigo de su padre. Gregorio García Álvarez fundó la bodega en 1984 en el pequeño pueblo de Gumiel de Mercado, apenas 16 km. distante de Aranda de Duero, en la Ribera del Duero burgalesa.
Cuando Jose Luis Chico, su responsable de comunicación y marketing (un grandísimo profesional), nos invitó a pasar una jornada en Valduero, no nos lo pensamos: fue una de las ocho bodegas que comenzó en la Denominación de Origen, venden sus vinos en los establecimientos más prestigiosos del mundo y está regentada por dos mujeres quienes, además, fueron visionarias en la recuperación de la elaboración de un blanco 100% Albillo Mayor en la Ribera.
Una bodega mimetizada con el entorno
La entrada a la finca es un espectáculo. Cuentan con 200 Ha. de viña alrededor de la bodega (lo primero en lo que invirtió la familia) y, más o menos en el centro, se encuentran las instalaciones semi-enterradas en un páramo de suave pendiente.